Fin del Lenguaja

Aún pudiendo parecer incorrecto el orden en que se publican las entradas, hemos considerado después de muchas cavilaciones que este es el más correcto, no sólo porque en sí mismo así lo sea, sino también por el hecho de que la Lenjuástica, para nuestra desgracia, nos ha sido llegada en fragmentos, siendo este de los primeros.

Valiéndonos de la siguiente premisa, enunciada por la profetisa Armonía, que reza que “la felicidad consiste en la purificación y purgación controlada de las emociones que turban el paso por la vida”, se puede llegar al fin último del Lenguaja, aquello por lo que los catetos y catetas nos dedicamos a cagarla cuando nos comunicamos con otros especimenes catetos.

El lenguaja no sólo se trata de una religión con un Dios todopoderoso al que poder echar la culpa cuando la comunicación con otros especimenes catetos resulte fallida, sino también una religión que consigue la purificación relativamente descontrolada (cuando hablamos de comunicación internaica) o totalmente descontrolada (en un contexto bucólico -de boca- u oral -del griego oros, que significa cateto) de la risa causada por las inoportunas intervenciones del Lenguaja.

Dicho esto anterior, queda definido el fin del Lenguaja.